En el contexto global, la depresión se ha convertido en una preocupación de salud pública, y las estadísticas revelan que Colombia no escapa a esta realidad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo, el 3,8% de la población padece depresión. Sin embargo, en Colombia, esta cifra se eleva al 4,7%, afectando a aproximadamente 2.425.000 personas. Estas alarmantes cifras se destacan en el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión.
A pesar de la gravedad y el crecimiento de esta enfermedad en Colombia, los expertos señalan que la depresión sigue siendo desatendida. El Observatorio Nacional de Salud (ONS) revela que los pacientes depresivos enfrentan barreras significativas para acceder al sistema de salud, lo que limita su tratamiento. Según el informe 11 del ONS, solo el 20% de las personas adultas con diagnóstico de depresión mayor recibe atención especializada, generando una brecha de atención del 80%.
El informe del ONS subraya que la depresión no solo afecta al individuo, sino también a la sociedad en su conjunto, siendo un evento generador de pérdidas de vida saludable. Las limitaciones en la atención en salud contribuyen a diagnósticos tardíos o tratamientos insuficientes, según señala la literatura científica.
En Colombia, la salud mental enfrenta estigma, como revela una encuesta del Ministerio de Salud y el Centro Nacional de Consultoría. Solo dos de cada 10 personas intentarían apoyar a alguien con alteraciones mentales en la calle, mientras que el 66,3% de los colombianos declara haber enfrentado algún problema de salud mental en algún momento de su vida.
La Asociación Colombiana de Psiquiatría destaca que solo uno de cada 10 colombianos con depresión recibe el tratamiento adecuado.
A nivel mundial, la OMS informa que la depresión afecta a más de 300 millones de personas y es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. La pandemia de COVID-19 ha acentuado este problema, con un aumento del 34,5% en las atenciones por enfermedades mentales en los últimos tres años, según la estimación de la Organización.
La despresión en el ámbito laboral, las responsabilidades diarias y las exigencias propias de cualquier puesto de trabajo son comunes fuentes de estrés y preocupación. Sin embargo, cuando estas sensaciones se tornan recurrentes y empiezan a afectar el equilibrio emocional de los colaboradores, es esencial prestarles atención y evaluar si se trata de condiciones más complejas, como la depresión.
La depresión, un trastorno mental que se caracteriza por la tristeza persistente, desesperanza, pérdida de interés en actividades cotidianas, culpa y baja autoestima, impacta no solo la vida personal de un individuo, sino también su desempeño laboral y su relación con el entorno. Según Luz Amparo Plata Quesada, trabajadora social y especialista en salud en el trabajo, esta enfermedad tiene raíces biológicas, genéticas y psicosociales, siendo esta última la más vinculada al entorno laboral.
Diversos factores en el ambiente laboral pueden desencadenar la depresión, tales como el riesgo de perder el empleo, cambios frecuentes en las tareas o en los puestos de trabajo, la introducción de nuevas tecnologías, demandas de habilidades más avanzadas y el sentimiento de pérdida de control sobre las actividades diarias. ¿Cómo influye la depresión en el ámbito laboral?
Distinguir entre la tristeza normal, el síndrome de desgaste profesional y el trastorno depresivo no es sencillo. Sin embargo, algunos indicadores de que un colaborador puede estar experimentando depresión incluyen el cansancio, la falta de concentración, olvidos frecuentes, dificultad para tomar decisiones, descuidos en la presentación personal, alteraciones en el sueño y una alimentación inadecuada.
Responsabilidades de la empresa:
- Realizar el análisis psicosocial de los puestos de trabajo para establecer cargas y demandas.
- Mejorar las redes de comunicación y promover la participación de los empleados.
- Aclarar y divulgar roles y funciones de los trabajadores.
- Escuchar a los trabajadores, ya que pueden proponer soluciones a los problemas.
Responsabilidades del entorno social:
- Informar y comunicar sobre el tema de manera adecuada, sin estereotipos ni prejuicios.
- Evitar frases que subestimen la enfermedad de la persona.
- Brindar apoyo y motivar al afectado para que busque ayuda profesional.
- Concebir la depresión como lo que es: una enfermedad tratable.
Es fundamental que las empresas y la sociedad en su conjunto adopten medidas proactivas para abordar el impacto de la depresión en el ámbito laboral, promoviendo un entorno de trabajo saludable y apoyo a quienes enfrentan esta enfermedad.